Al límite del Desierto de Arabia, Petra era la reluciente capital del Imperio Nabateo del rey Areta IV (9 A.C. a 40 D.C.) Maestro de la hidrotecnología, los nabateos proveían a la ciudad con la construcción de grandes túneles y cámaras de agua. El teatro de esta ciudad, modelado con prototipos greco-romanos, tenía espacio para una público de 4.000 personas.  Actualmente, las Tumbas del Palacio de Petra, con el templo helénico que se encuentra en el Monasterio El-Deir, cuya fachada mide más de 42 metros de altura , son ejemplos impresionantes de la cultura del Oriente Medio.

 

 

 

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